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EGIPTO


Desde el año 4000 a.C. hasta 30 a.C., los artistas egipcios empezaron a pintar los muros de las tumbas de los faraones con representaciones mitológicas y escenas de actividades cotidianas, como la caza, la pesca, la agricultura o la celebración de banquetes.
Igual que en la escultura egipcia, prevalecen dos constantes estilísticas. En primer lugar, las imágenes, más conceptuales que realistas, presentan los rasgos anatómicos más característicos, combinando las vistas frontales y de perfil de la misma figura; en segundo lugar, la escala de las figuras indica la importancia de las mismas, y así el faraón aparece más alto que su consorte, hijos o cortesanos.
Los pintores egipcios cubrían la superficie a pintar (madera, piedra), con una capa de estuco, luego realizaban el dibujo con color rojo, para después trazar el contorno de la figura con negro; esta preparación permitía que al contacto de los óxidos de la materia colorante con el soporte, se operara una reacción química, dando como resultado la fijación de los pigmentos.
El empleo del color sigue un código cromático, al destinar un color distinto a cada tipo de figuras y objetos. De esta manera se usa el azul turquesa para las figuras de los dioses, el rojo para las figuras masculinas, el amarillo para las mujeres, el verde para la vegetación, el negro para los objetos y los jeroglíficos y el blanco para las ropas.
Los egipcios empleaban recubrimientos de temple hechos a base de caseína, clara de huevo, gelatina, cera de abeja, agua, goma arábiga, pigmentos minerales, óxidos de hierro, malaquita verde, amarillos a base de trisulfuro de arsénico, y el añil, un pigmento azul que se extrae de la planta del mismo nombre; además del famoso azul egipcio, descubierto en este tiempo.
Fueron las primeras mezclas que se usaron para aplicarlas sobre los muros, revestidos con una capa de revoco “seco” de cal. Estas técnicas fueron precedentes a la pintura al fresco o témpera.
La pintura estaba destinada a consolidar la idea de eternidad que para ellos simbolizan lo perdurable y lo sagrado. Hacían representaciones de dioses, ceremonias religiosas y escenas de la vida terrenal. Aquí, se muestra un papiro de una batalla con la participación del dios Tutankamón contra los asiáticos, que data de los años 1358-1350 d.C. La técnica es color sobre marfil y en ella se pueden apreciar los pigmentos minerales rojos y negros.


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